lunes, 17 de agosto de 2015

LEYENDA DEL REY ALLINCAPAC



En  Macusani, a 4,450 metros sobre el nivel del mar, surgió una leyenda a cerca del Gran Rey Allincapac que hoy en día lleva el nombre un gran nevado que se ha convertido el Apu tutelar del distrito de Macusani y provincia de Carabya, queremos  hoy compartir con ustedes este hermoso leyenda.
En un oculto llano, en lo más alto de la tierra, gobernaba a un pueblo laborioso y soberbio, el joven y poderoso Rey Allincápac. Aseguran era un blanco. Por su sabiduría, tenacidad y con el apoyo de su bella esposa Macusa, había llevado a su pueblo a la grandeza y prosperidad. Un extenso y productivo territorio estaba a su merced; tenía a la exuberante selva rica en flora y fauna; la región alta que dominaba todo el reino y donde estaba además la residencia del rey, le brindaba los camélidos de la fibra más fina y una fértil tierra; ambas regiones eran depositarias de los metales más preciados: el oro entre ellos, en abundancia.
El esplendor afloraba en el reino; en el pasado quedaban las penurias de sus padres y su pueblo quienes habían sobrevivido a una hecatombe que desapareció su patria en el fondo del mar producido por los celos y la venganza de los dioses a quienes les estaba prohibido acercarse a las bellas mujeres de los hombres, para evitar la degeneración, el odio y la ambición desmesuradas que ello traería consigo.
Allincápac nació en la patria nueva, la que cobijó a sus padres; aquí habían nacido su esposa y sus hijos; ésta era su nueva nación y aquí vería por última vez la luz del sol.
Sin embargo, los celos y la venganza de los dioses no habían terminado con el cataclismo; Ánkor, el joven príncipe había sido muerto junto a su amada, fulminado por un rayo de fuego cuando disfrutaba de las fuentes termales de la eterna juventud. Lo sucedido conmocionó al pueblo. Acongojado, lleno de angustia, Allincápac se dirigió sollozante a Pachacámac, el dios supremo.

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