Buen día amigos cibernautas, en esta oportunidad
permitannos compartir esta obra literaria que se titula "El Mister
Andino" lectura que te llevara a entender un poco más sobre la cultura
carabaina.
En las alturas de Carabaya, junto a una colina,
vivía una pareja afortunada. Esta familia tenía mucho dinero, ya que poseía
bastante ganado vacuno, ovino y auquénidos; además de tener animales de carga y
de corral. Sus ingresos eran solo de la venta de sus animales, y esto les
alcanzaba para sus gastos y aun les sobraba.
Esta familia tenía dos hijos; Un varón de nombre
Aquilino y una chica de nombre María. Estos dos niños eran muy engreídos e iban
creciendo junto a sus padres en el campo que ellos tanto amaban.
Esta familia solía venir a la población una vez al
año, específicamente en diciembre, mes en el que se celebraba la fiesta
patronal.
Cuando Aquilino y María se hicieron jóvenes, sus
padres decidieron comprar una casa en la población. Aquilino, al ver que tenía
una casa en donde dormir empezó a venir más seguido a la población; le gustaba
pasear por la plaza, donde se ponía a observar a los caballeros que paseaban
bien vestidos, con terno. El soñaba también en ponerse terno, viajar en
vehículo a las grandes ciudades, e inclusive escucho hablar del avión y quería
alguna vez subirse a un avión.
Como Aquilino era un joven consentido, un día trajo de
su estancia varios rollos de bayeta de primera calidad, de lana de alpaca, los
llevo a un sastre y se hizo confeccionar varios ternos, de acuerdo a su
medida y empezó a vestir elegantemente, con terno y zapatos. Poco a poco se fue
acostumbrando a vivir en la población y raras veces visitaba el campo; al
contrario, sus padres lo visitaban y le traían dinero.
Un día Aquilino se aventuró a conocer otras ciudades y
así llego a conocer Juliaca. En Juliaca se compró una maleta y regreso de
vuelta a su tierra. Así comenzaron las andanzas de Aquilino, porque su
siguiente obsesión fue conocer Lima. Él quería llegar a Lima, por lo que compro
su pasaje y llego al aeropuerto con mucha dificultad puesto que no hablaba bien
el castellano; subió al avión y empezó a saludar a cada uno de los pasajeros,
estos lo miraban sorprendidos mientras que Aquilino buscaba su asiento, porque
no sabía distinguir los números.
Un señor compadecido le dijo;
CABALLERO:
-¿Hijo, a dónde vas?.
AQUILINO:
-Voy a Lima y busco el número de mi asiento.
CABALLERO:
-A ver…. Este es el asiento que buscas, hijo.
AQUILINO:
-¿Por qué me dice hijo? Yo soy “míster” como tú.
CABALLERO:
-Míster ¿De dónde vienes?
AQUILINO:
-Vengo de la tierra alpaquera, de Carabaya. Mira tengo dinero y mucho.
Diciendo esto, mostro un fajo de billetes, pero el
caballero no dijo nada. Todos los pasajeros leían periódicos y otras revistas y
Aquilino también compro un periódico, se sentó y trato de aparentar que leia,
pero en realidad no comprendía nada, porque era iletrado. También compraba todo
tipo de golosinas que le ofrecían, algunas comía, pero otras las dejaba caer al
piso. Aquilino seguía haciendo el ademan de leer, aunque el periódico estaba de
cabeza. Viendo esto, el vecino del otro asiento le dijo:
PASAJERO:
-¿Sabes leer?
AQUILINO:
-Sí. Conozco todo. Se leer y escribir.
PASAJERO: -Pero
muchacho ¿No te das cuenta de lo que haces?
AQUILINO: -
Estoy leyendo, y no soy tu muchacho, también tengo terno y soy “míster” como
tú.
PASAJERO:
-Estas leyendo el periódico de cabeza.
AQULINO:
-Por último, el que sabe leer, lee de cualquier forma.
El pasajero no dijo ya más nada ante esa respuesta y
la gente soltó una risa porque la reacción de Aquilino era graciosa.
Llegando a Lima se fue a dormir al hotel más caro y
comía en buenos u lijosos restaurantes y donde quiera que iba, llamaba la
atención de todos pos su modo de vestir, y siempre que comía algo, decía: “No
hay nada como min papa, mi chuño y mi carne”.
Ya para regresar se fue a pasear por la plaza de
armas, y mientras paseaba, la gente lo miraba detenidamente; pero el joven
andino no se sentía inferior a nadie. Se tomó muchas fotografías, visito muchos
lugares y finalmente decido volver a su tierra natal.
Al llegar a su pueblo, aconsejaba a los demás jóvenes
que nunca se sintieran inferior a nadie, y que se valoraran a sí mismos y que
valoraran lo que tenían y para eso, tenían que estudiar, para ser un “MISTER”
de verdad.
REFLEXIÓN
Amar y valorar lo que tenemos se llama
Identidad, y no tener miedo ni vergüenza
De lo que somos, se llama autoestima,
Son valores que nunca debemos perder,
ni olvidar o cambiar.
Esta obra me da una gran reflexion de que nosotros nunca debemos avergonsarnos de donde venimos a lo contrario debemos estar orgullosos de ser de ser puneños
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